Jugando al ajedrez

El partido ante el Hull City supuso otro capítulo de decisiones polémicas de nuestro entrenador Brendan Rodgers. Sí, todos sabemos que el equipo ha crecido desde que el norirlandés cogió las riendas, pero está lejos de ser alguien recordado por su trabajo en el banquillo. Su inexperiencia sigue a flor de piel. Se muestra insulso, sin capacidad de reacción para tomar decisiones cuando las cosas se ponen cuesta abajo. Algunas de sus planificaciones despiertan algunos berrinches en la marea roja, y no es para menos.
Varias horas antes del partido del KC Stadium, conocíamos el alcance de la lesión de Daniel Sturridge. El número 15 estará de baja en torno a las 6 u 8 semanas.

Daniel Sturridge dejará, presumiblemente, un vacío casi insustituible en la punta de lanza red

Toca tirarse de los pelos y la gente comienza a anhelar la llegada del mercado invernal. No es para menos. Suárez se siente como Robinson Crusoe y Aspas no parece ser un buen compañero. Así se pudo ver al uruguayo en los 90 minutos del partido, en una isla en la que apenas tenía contacto con el exterior. Para más colmo, Coutinho partía desde el banquillo y la inseguridad crecía. Tampoco es para menos. El señor Rodgers pretendió que Moses y Sterling crearan el juego interior del equipo. Nunca lo entendí. Gatitos muertos durante la primera parte: dos extremos de desborde y cal intentando hacer de Coutinho. La vergüenza recayó sobre sus hombros por la discutida decisión del ex-mánager del Swansea. En la segunda parte, el brasileño salió y se vio al equipo con un mayor grado de frescura y calidad, aunque no fue suficiente. Ah, y también jugó unos minutos el hombre de los 8 millones, el tal Luis Alberto. Ese muchacho que juega en la mediapunta y no va nada mal dando algo de juego en su zona. A ver si se lo presento un día a Brendan...
Otro aspecto a criticar fue la alineación de Skrtel como central izquierdo. El eslovaco no tiene una cintura prodigiosa y menos una salida de balón magistral, por lo que cada balón que recibía, algún nervio que otro salía a relucir.  Y mientras tanto, Sakho y Agger veían Sálvame en directo, apenas a 10 metros de distancia.

Brendan, cada pieza en su lugar, haciendo sus funciones. Un peón no es una reina, y un caballo no es un alfil.  Tal vez Magnus Carlsen sea mejor que usted. Al menos conoce las piezas a la perfección.

Javier Cordero / @javi15195